Algunas veces soy consciente de que formo parte de esa particular liturgia concelebrada que se da entre la vida y la muerte; esa liturgia del ser y la nada; de lo humano en cuanto humano; de lo humano-divino y de lo divino-humano. Esa liturgia, que es la liturgia de lo absoluto, vagamente caracterizada y limitada, no solamente delimitada o configurada sino, sobre todo, desfigurada por el relativismo, que determina todos los significados.
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jueves, 29 de diciembre de 2016
Encadenado
Algunas veces soy consciente de que formo parte de esa particular liturgia concelebrada que se da entre la vida y la muerte; esa liturgia del ser y la nada; de lo humano en cuanto humano; de lo humano-divino y de lo divino-humano. Esa liturgia, que es la liturgia de lo absoluto, vagamente caracterizada y limitada, no solamente delimitada o configurada sino, sobre todo, desfigurada por el relativismo, que determina todos los significados.
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