sábado, 4 de febrero de 2017

La epidemia de la violencia

La violencia, practicada de forma brutal o refinada, ha sido, esencialmente, el procedimiento con el que se ha seleccionado al tipo de hombre predominante en Europa, y con el que se ha dado forma a nuestra cultura configurándola como es.

Es una tiranía ejercida mediante la violencia, entendiendo en este caso la violencia como lo totalmente opuesto a la auténtica fuerza. Porque mientras que lo característico de la fuerza es ejercerse espontáneamente de manera activa y creadora, lo propio de la violencia es ser siempre reactiva, es decir, desatarse nada más que para negar una realidad que el débil no tiene la fuerza de asimilar, y que le hace sufrir.

Una forma especial de conocimiento

Con la subjetivización de lo estético y lo artístico, bajo la influencia del trascendentalismo kantiano, los criterios de valor se vuelven inmanentes a la conciencia estética, que se establece como flujo vivencial desde el que se valora todo lo que se ofrece como arte.

La experiencia estética es también un modo de autocomprenderse por el que comprendemos algo distinto, o sea, accedemos a la unidad y objetividad de eso otro.
El mundo que encontramos en la obra de arte no es un universo extraño al que nos ha trasladado la fascinación o el hechizo de una alucinación, sino nuestro propio mundo aunque en una forma que nos permite conocernos mejor a nosotros mismos.