Sartre se caracterizó por ser el principal
representante y difusor del pensamiento existencialista.
La respuesta existencialista nace como protesta a los
acontecimientos horribles que dominan la primera mitad del siglo XX, y también de
las dos corrientes filosóficas predominantes a comienzos del siglo XX
(idealismo de origen hegeliano y mecanicismo positivista), que habían mantenido
el criterio común que considera al sujeto humano como un ser pasivo, carente de
esencia y personalidad. Respuesta que considera al hombre como actor de su propia
historia, abandonando así la actitud distante de la filosofía tradicional que
analiza al hombre como espectador de los acontecimientos.