martes, 3 de enero de 2017

La moralidad y la religión en Kant




      La aspiración kantiana: para kant la tarea primera del filósofo moral consiste en identificar los elementos a priori de nuestro conocimiento moral y mostrar sus orígenes. En este sentido podemos imaginar al filósofo moral preguntándose por cómo son posibles las proposiciones sintéticas a priori de la moral, es decir, descubrir los principios a priori según los cuales juzgamos cuando emitimos juicios morales.

     Kant desea descubrir el origen de los principios fundamentales según los cuales juzgamos todos cuando juzgamos moralmente, y encontrará ese origen en la razón práctica.




     ¿Qué es la razón práctica? Es la razón en su uso práctico (moral) o función práctica. Aunque la razón sea en última instancia una, puede ocuparse de sus objetos de dos modos:

UNO: Puede determinar el objeto, previamente dado por alguna otra fuente distinta de la razón, es el conocimiento racional teorético.

DOS: Puede hacerlo real, es el conocimiento racional práctico.


      En su función teorética la razón determina o constituye el objeto dado en la intuición. Se aplica a un dato dado por otra fuente distinta de la razón misma.

     En su función práctica la razón es la fuente de sus objetos; se ocupa de la elección moral, de la aplicación de categorías a los datos de la intuición sensible. Podemos decir que se ocupa de la producción de elecciones morales de acuerdo con la ley que procede de ella misma.

     La razón teorética atiende al conocimiento, mientras que la razón práctica se dirige a la elección de acuerdo con la ley moral y, cuando ello es físicamente posible, a la realización de la acción de la decisión en la acción.

     Kant habla unas veces de la razón práctica como distinta de la voluntad y capaz de influir en ésta, pero otras veces identifica ambas.

     El primer uso sugiere la imagen de la razón práctica que mueve a la voluntad por medio del imperativo categórico.

    El segundo muestra que para Kant la voluntad es una facultad racional, no un impulso ciego.

     Ambos giros parecen necesarios, pues la razón práctica toma la forma de la voluntad de acuerdo con un principio o máxima, y podemos distinguir entre los aspectos cognoscitivos y los aspectos voluntarios de la cuestión. Pero no hemos de subrayar el aspecto cognoscitivo, el conocimiento de un principio moral, hasta el punto de identificarlo con la razón práctica y excluir la voluntad. Pues de la razón práctica dice Kant que produce sus objetos, que los hace reales. Y es la voluntad la que produce elección y acción de acuerdo con conceptos y principios morales.

    Kant estudia el imperativo moral considerado antes de toda referencia a la naturaleza humana y las condiciones empíricas de ésta.

     Lo que a Kant le interesa realmente es hallar en la razón misma la base del elemento a priori del juicio moral, el elemento que posibilita las proposiciones sintéticas a priori de la moral.

    Kant no creía que la moral se pudiera fundar en la teología natural.

   Kant divide la Fundamentación de la Metafísica de las costumbres en tres partes:

        1º) La primera parte trata de la transición del conocimiento moral común u ordinario al conocimiento moral filosófico.

         2º) La segunda parte estudia la transición de la filosofía moral popular a la metafísica de la moral.

       3º) La tercera parte trata el paso final de la metafísica de la moral a la crítica de la razón pura práctica.


La buena voluntad:

     <<Es imposible imaginar nada en el mundo o fuera de él que pueda ser llamado absolutamente bueno, excepto la voluntad buena>>.

     Una voluntad buena no puede ser mala en ningún caso. Es un bien sin necesidad de precisión alguna. Lo que Kant quiere decir es que una voluntad es buena, en sí misma, y no sólo respecto de alguna otra cosa.

    El concepto kantiano de voluntad buena es concepto de una voluntad siempre buena en sí misma, por virtud de su valor intrínseco, y no sólo por su relación con la producción de algún fin, como por ejemplo, la felicidad.

    Una voluntad que obre por el deber es una voluntad buena y no decir que, una voluntad buena es la que obra por el deber.


El deber y la inclinación:

     Kant distingue entre acciones realizadas de acuerdo con el deber hechos por mor del deber. La clase de las primeras es mucho más extensa que la de las segundas.

    Según Kant sólo tiene valor moral las acciones realizadas por mor del deber y, el valor moral de dichas acciones aumenta en proporción inversa a la inclinación a realizar la acción.

 

 El deber y la ley:

     Kant distingue entre principios y máximas.

    Los principios objetivos de la moralidad pueden ser también principios subjetivos de la volición que funcionan como máximas. Pero también puede haber una discrepancia entre los principios objetivos de la moralidad y las máximas o principios subjetivos de la voluntad de un hombre.

   Para Kant los principios objetivos de la moralidad, toma necesariamente para nosotros la forma de un imperativo. La razón pura práctica de órdenes, y nuestro deber consiste en vencer los deseos que entren en conflicto con esas órdenes.

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