jueves, 16 de febrero de 2017
sábado, 4 de febrero de 2017
La epidemia de la violencia
La
violencia, practicada de forma brutal o refinada, ha sido, esencialmente, el
procedimiento con el que se ha seleccionado al tipo de hombre predominante en
Europa, y con el que se ha dado forma a nuestra cultura configurándola como es.
Es una
tiranía ejercida mediante la violencia, entendiendo en este caso la violencia
como lo totalmente opuesto a la auténtica fuerza. Porque mientras que lo
característico de la fuerza es ejercerse espontáneamente de manera activa y
creadora, lo propio de la violencia es ser siempre reactiva, es decir,
desatarse nada más que para negar una realidad que el débil no tiene la fuerza
de asimilar, y que le hace sufrir.
Una forma especial de conocimiento
Con la subjetivización de lo estético y lo artístico,
bajo la influencia del trascendentalismo kantiano, los criterios de valor se
vuelven inmanentes a la conciencia estética, que se establece como flujo
vivencial desde el que se valora todo lo que se ofrece como arte.
La experiencia estética es también un modo de
autocomprenderse por el que comprendemos algo distinto, o sea, accedemos a la
unidad y objetividad de eso otro.
El mundo que encontramos en la obra de arte no es un
universo extraño al que nos ha trasladado la fascinación o el hechizo de una
alucinación, sino nuestro propio mundo aunque en una forma que nos permite
conocernos mejor a nosotros mismos.
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