En relación con este tema, me gustaría enforcarlo al llamado
“desafio del multicuturalismo” para después enlazarlo con el hecho social de
las mujeres.
Mientras que en las décadas de los setenta y los ochenta el
liberalismo tuvo, en la filosofía política y en la discusión académica, un auge
renovador; al presentarse como alternativa a la crisis política de las
sociedades modernas ha mostrado tener grandes limitaciones para dar respuestas
a los nuevos problemas y nuevas realidades que han aparecido hoy en los
espacios públicos de nuestras sociedades. Limitaciones, que pueden apreciarse
al tratar asuntos como el tratamietno de las minorías culturales.
Ante el auge de la diversidad, el discuros liberal ya no se
satisface con la noción de individuos, y autores como Will Kymlicha buscan una
alianza con el nacionalismo.
Así, si la libertad individual tiene lugar en una contexto
cultural, los derechos humanos deben ampliarse para proteger ese contexto,
mediante derechos de grupo.
Sin embargo, el problema no ha hecho más que aumentarse.
Siendo las minorías nacionales cada vez más conscientes de su influencia
política y la inmigración cada vez más intensiva y diversa. Encontrándonos así,
ante el surgimiento de lo que ha venido a llamarse “el desarió del multiculturalismo”
o “el reto del pluralismo”.
El multiculturalismo entendido como una manifestación de la
diversidad, de la pluralidad y de la presencia, en la misma sociedad, de grupos
de diferentes códigos culturales, no es una condición singular de la cultura
moderna, sino la condición normal de toda cultura.
En este sentido, podemos decir, que la multiculturalidad ha
producido un gran enriquecimiento de los valores a nivel local y nacional.
Enriquecimiento que ha supuesto una reconstitución y reelaboración del término
“ciudadanía”. Entendiendo por ciudadano todo individuo sujeto de derechos, que
en plana capacidad de sus facultades de rezonamiento y libertad, elige la
actuación moral y cívica. Formando parte de una comunidad de ciudadanos como él
y, por tanto, todos ellos partícipes de a actuación en un grupo determinado de
hombres y mujeres.
Cuando se aplica en las sociedades contemporáneas el
multiculturalismo como convivencia, en el mismo espacio social, de distintos
grupos de diferentes culturas, suelen producirse una serie de dificultades, en
ocasiones problemáticas.
Estos grupos exigen derechos y medidas específicas, con el
objetivo de preservar la identidad de los individuos cidadanos y su pleno
autodesarrollo. Ampliando así el término de ciudadanía y considerando a los
ciudadanos no sólo como individuos, sino también como miembros de grupo. Por
ello, aún siendo todos iguales en condiciones, pero ditintos en los valores,
actitudes, formas de ver la vida,
tradiciones, eneseñanzas, arte, religión, etc., es preciso y necesario hacer
valer esta pluralidada de forma abierta, donde cada ciudadano exprese, en su
mundo, su forma de comportarse consigo y con los demás.
Pero esto conlleva también riesgos. Riesgos como la
superpoblación, la formación de guetos, la marginalidad...., que producen en
los ciudadanos un sentimiento de sospecha y/o miedos ante lo desconocido. Ejemplo de ello, es la inmigración que siendo fuente de
enriquecimiento, lo es también de inseguridad.
En este sentido y consecuencia de los hechos acontecidos el
11 de Septiembre de 2001 en NY, cambiaron las estructuras sociales y, sobre
todo, la mentalidad global, al haber sufrido uno de los países, dotado
ampliamente de seguridad, hechos terroríficos.
Conflictos de carácter territorial, sumados a una
asfixiante y desproporcionada
interpretación religios, hicieron que se produjeran masacres por todo el mundo,
donde el concepto de ciudadanía se cierra cada vez un poco más.
El 11 M en Madrid y el verano de 2005 en Londres supusieron
una reconfirmación de los sistemas Estatales, una reformación de lo que es
primordial para los ciudadanos, que es la seguridad. Seguridad, que en vista de
los últimos acontecimientos, entre ellos el atentado de París, sigue siendo una
asignatura pendiente.
Ante el panorama del siglo pasado y comienzos de éste, se
pone de manifiersto, que la multiculturalidad debe ir de la mano de la
democracia liberal. Haciéndose presente en las comunidades donde se ha luchado
desde entonces por la igualdad de todo hombre y mujer.
Ahora bien, el multiculturalismo en su versión actual, está
vinculado a dos hechos sociales nuevos. Uno de ellos es la aparición de grupos
sociales que anteriormente eran invisibles, como es el caso de las culturas
indígenas de América y también el colectivo de gays y lesbianas; el otro es el
de las mujeres, que fueron vistas, durante siglos, como ciudadanos de segrunda
clase y a veces únicamente como propiedad, a ser poseídas y utilizadas
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