viernes, 7 de abril de 2017

Las Leyes (Platón)



Estámos ante la obra más extensa de cuantas compuso Platón. Es la única en la que no aparece Sócrates y en la que se trata, entre muchos otros asuntos, especialmente de teoría política, educación, jurisprudencia, teología y astronomía.

Se divide en XII libros:

Libro I
Principalmente se estudian las intenciones del legislador a la hora de promulgar leyes.

Libro II
Trata los problemas de la educación.

Libro III
Sobre las causas de la decadencia de los Estados y el modo de prevenirlas

Libro IV – V
Ambos son una introducción general a la fundación del Estado en proyecto

Libro VI
Trata de las magistraturas y las diferentes clases de funcionarios

Libro VII
Está dedicado íntegramente a la educación de los niños y los jóvenes

Libro VIII
Trata de las fiestas, las relaciones entre sexos, la vida económica

Libro IX
Aquí nos presenta un código muy detallado: delitos contra las personas.

Libro X
Trata detalladamente los delitos contra la religión

Libro XI
Temas relacionados con los bienes ajenos, formando un conjunto muy heterogéneo.

Libro XII
Consta de dos partes

1ª) continua con el código de Leyes (delitos con los magistrados, relaciones con los
     extranjeros, fianzas, procesos judiciales y funerales)
2ª) consagrada a analizar el órgano supremo del estado, el Consejo Nocturno.
Por ser una obra extensa y de gran número de asuntos tratados, plasmaré a continuación los temas más destacados de forma breve:

Política:
El objetivo del legislador y del político no es otro que la paz y el autocontrol, la armonía de la sociedad, la justicia y la templanza o sabiduría, y su meta es hacer más sabia, armoniosa y libre a la comunidad de sus ciudadanos. Respecto a quién debe gobernar, Platón, propone 7 acreditaciones que se pueden resumir en una sola: “lo mejor y más elevado debe gobernar sobre lo peor y más bajo” Como en otras obras de Platón, también aquí aparece el concepto de justicia correctiva y no meramente punitiva, resultado de la opinión de Sócrates de que nadie “delinque voluntariamente”; para Platón, la justicia consiste en dar a cada uno según sus merecimientos. 

 Educación:
En cierto modo, “Las Leyes” son una especie de tratado de pedagogía social e individual. Platón mantiene la conocida teoría socrática de que quien conoce el bien no puede hacer el mal. Mediante la verdadera educación se establece en la comunidad la virtud en su totalidad, la que tiene como meta la idea del bien. Platón se preocupa de la educación en sus primeras fases, se concentra casi exclusivamente en le dominio de las sensaciones placenteras o dolorosas para alcanzar la victoria en el conflicto de la moral que todos sostenemos en la vida. Para él, la base de una alta educación pasa por un sistema completo de educación elemental para el pueblo, en esto se mostró un gran innovador. Dio un paso revolucionario al instituir una educación popular a cargo del estado. 

 Arte:
Platón designa al arte dos funciones; por un lado, lograr en la juventud una apreciación adecuada del mismo pata tener sentimientos justos y gozar con ello; por otro, ser una fuente de descanso y de recreo en la madurez. Piensa que la imaginación y la intuición poética son una facultad inferior al conocimiento. No obstante era muy consciente de la poderosa influencia que el arte ejerce en el alma humana y los enormes peligros que acarrearía una excesiva libertad. Es por ello, que por primera vez formula la teoría de la censura artística. Para él, la censura significa fundamentalmente la subordinación del arte al bien. 

Placer:
El placer es un ingrediente necesario y valioso de la vida buena y como tal hay que aceptarlo para el hombre corriente. En esta obra insiste en que el instinto del placer deber ser orientado para poder alcanzar una buena educación y aboga por el autocontrol. Gracias a la buena educación, el hombre podrá aproximarse al verdadero conocimiento y lograr así un placer más puro y permanente. 

Alma:
Sobre el alma no se añade nada nuevo con respecto a obras anteriores. La única novedad es la teoría de la existencia de dos almas, una buena y otra mala, aunque al poco la rechaza: la regularidad del universo y sus movimientos prueban que el universo está gobernando por una o varias almas sabias, las de los dioses. Las almas malas son, pues, la de los ignorantes, defecto que puede ser corregido con la enseñanza y la educación apropiadas. A fin de cuentas, el hombre es responsable de sus propias acciones. 

Dioses:
Respecto a la materia religiosa, Platón exige bien poco a sus conciudadanos, simplemente con que crean en la existencia de los dioses, que estos se preocupan por la suerte de la humanidad y no pueden ser sobornados por plegarias o sacrificios, que están al lado de los hombres como aliados en la lucha contra el mal, que deben ser adorados de acuerdo con las leyes comunes del estado y la tradición de Apolo Délfico. La impiedad que reprueba y pretende contener es la que ataca a la religión de los antepasados. Por ello propone penas de prisión y muerte que nos recuerdan los terrores de la Inquisición Europea. Platón percibía que la libertad de pensamiento en materia religiosa era una amenaza tan grave para la sociedad que no había más remedio que recurrir a medidas drásticas de preservación de la misma, ya que los pensamientos peligrosos estaban destruyendo los fundamentos de la conducta social.

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