Estámos ante la
obra más extensa de cuantas compuso Platón. Es la única en la que no aparece
Sócrates y en la que se trata, entre muchos otros asuntos, especialmente de
teoría política, educación, jurisprudencia, teología y astronomía.
Se divide en
XII libros:
Libro I
Principalmente se estudian las
intenciones del legislador a la hora de promulgar leyes.
Libro II
Trata los problemas de la
educación.
Libro III
Sobre las causas de la decadencia
de los Estados y el modo de prevenirlas
Libro IV – V
Ambos son una introducción
general a la fundación del Estado en proyecto
Libro VI
Trata de las magistraturas y
las diferentes clases de funcionarios
Libro VII
Está dedicado íntegramente a la
educación de los niños y los jóvenes
Libro VIII
Trata de las fiestas, las
relaciones entre sexos, la vida económica
Libro IX
Aquí nos presenta un código muy
detallado: delitos contra las personas.
Libro X
Trata detalladamente los
delitos contra la religión
Libro XI
Temas relacionados con los
bienes ajenos, formando un conjunto muy heterogéneo.
Libro XII
Consta de dos partes
1ª) continua con el código de
Leyes (delitos con los magistrados, relaciones con los
extranjeros, fianzas, procesos judiciales y
funerales)
2ª) consagrada a analizar el órgano supremo del
estado, el Consejo Nocturno.
Por ser una obra extensa y de
gran número de asuntos tratados, plasmaré a continuación los temas más
destacados de forma breve:
Política:
El objetivo del legislador y del político no es otro
que la paz y el autocontrol, la armonía de la sociedad, la justicia y la
templanza o sabiduría, y su meta es hacer más sabia, armoniosa y libre a la
comunidad de sus ciudadanos. Respecto a quién debe gobernar, Platón, propone 7
acreditaciones que se pueden resumir en una sola: “lo mejor y más elevado debe
gobernar sobre lo peor y más bajo” Como en otras obras de Platón, también aquí
aparece el concepto de justicia correctiva y no meramente punitiva, resultado
de la opinión de Sócrates de que nadie “delinque voluntariamente”; para Platón,
la justicia consiste en dar a cada uno según sus merecimientos.
Educación:
En cierto
modo, “Las Leyes” son una especie de tratado de pedagogía social e individual. Platón
mantiene la conocida teoría socrática de que quien conoce el bien no puede
hacer el mal. Mediante la verdadera educación se establece en la comunidad la
virtud en su totalidad, la que tiene como meta la idea del bien. Platón se
preocupa de la educación en sus primeras fases, se concentra casi
exclusivamente en le dominio de las sensaciones placenteras o dolorosas para
alcanzar la victoria en el conflicto de la moral que todos sostenemos en la
vida. Para él, la base de una alta educación pasa por un sistema completo de
educación elemental para el pueblo, en esto se mostró un gran innovador. Dio un
paso revolucionario al instituir una educación popular a cargo del estado.
Arte:
Platón designa al arte dos funciones; por un lado,
lograr en la juventud una apreciación adecuada del mismo pata tener
sentimientos justos y gozar con ello; por otro, ser una fuente de descanso y de
recreo en la madurez. Piensa que la imaginación y la intuición poética son una
facultad inferior al conocimiento. No obstante era muy consciente de la poderosa
influencia que el arte ejerce en el alma humana y los enormes peligros que
acarrearía una excesiva libertad. Es por ello, que por primera vez formula la
teoría de la censura artística. Para él, la censura significa fundamentalmente
la subordinación del arte al bien.
Placer:
El placer es un ingrediente necesario y valioso de la
vida buena y como tal hay que aceptarlo para el hombre corriente. En esta obra
insiste en que el instinto del placer deber ser orientado para poder alcanzar
una buena educación y aboga por el autocontrol. Gracias a la buena educación,
el hombre podrá aproximarse al verdadero conocimiento y lograr así un placer
más puro y permanente.
Alma:
Sobre el alma no se añade nada nuevo con respecto a
obras anteriores. La única novedad es la teoría de la existencia de dos almas,
una buena y otra mala, aunque al poco la rechaza: la regularidad del universo y
sus movimientos prueban que el universo está gobernando por una o varias almas
sabias, las de los dioses. Las almas malas son, pues, la de los ignorantes,
defecto que puede ser corregido con la enseñanza y la educación apropiadas. A
fin de cuentas, el hombre es responsable de sus propias acciones.
Dioses:
Respecto a la materia religiosa, Platón exige bien
poco a sus conciudadanos, simplemente con que crean en la existencia de los
dioses, que estos se preocupan por la suerte de la humanidad y no pueden ser
sobornados por plegarias o sacrificios, que están al lado de los hombres como
aliados en la lucha contra el mal, que deben ser adorados de acuerdo con las
leyes comunes del estado y la tradición de Apolo Délfico. La impiedad que
reprueba y pretende contener es la que ataca a la religión de los antepasados.
Por ello propone penas de prisión y muerte que nos recuerdan los terrores de la
Inquisición Europea. Platón percibía que la libertad de pensamiento en materia
religiosa era una amenaza tan grave para la sociedad que no había más remedio
que recurrir a medidas drásticas de preservación de la misma, ya que los
pensamientos peligrosos estaban destruyendo los fundamentos de la conducta
social.
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