Algunas veces soy consciente de que formo parte de esa particular liturgia concelebrada que se da entre la vida y la muerte; esa liturgia del ser y la nada; de lo humano en cuanto humano; de lo humano-divino y de lo divino-humano. Esa liturgia, que es la liturgia de lo absoluto, vagamente caracterizada y limitada, no solamente delimitada o configurada sino, sobre todo, desfigurada por el relativismo, que determina todos los significados.
jueves, 29 de diciembre de 2016
Encadenado
Algunas veces soy consciente de que formo parte de esa particular liturgia concelebrada que se da entre la vida y la muerte; esa liturgia del ser y la nada; de lo humano en cuanto humano; de lo humano-divino y de lo divino-humano. Esa liturgia, que es la liturgia de lo absoluto, vagamente caracterizada y limitada, no solamente delimitada o configurada sino, sobre todo, desfigurada por el relativismo, que determina todos los significados.
martes, 20 de diciembre de 2016
La escritura y la diferencia (una interpretación del pensamiento de J. Derrida)
La primera impresión que tuve al leer a
Derrida fue la de perplejidad. Y desde mi perplejidad pude vislumbrar
otra perplejidad más profunda y espesa. Abarcante. Sin límites ni
esperanzadores atisbos de posible dominio, control, comprensión o simple
reconstrucción de lo leído o, en su caso, de lo escrito[i].
Una perplejidad omnipresente y ridículamente (me refiero a mi perplejidad), repito, ridículamente diferenciada de todo intento, por útil o inútil e incluso por natural que sea, de permanecer en el seno de un análisis, sospechosamente constructivo, del sentido y del significado de la escritura, de su escritura, <<... el escribir despierta el sentido de voluntad de la voluntad: libertad ruptura con el medio de la historia empírica a la vista de un acuerdo con la esencia oculta de lo empírico, con la pura historicidad. Querer-escribir y no deseo de escribir, pues no se trata de afección sino de libertad y de deber>>[ii].
Una perplejidad omnipresente y ridículamente (me refiero a mi perplejidad), repito, ridículamente diferenciada de todo intento, por útil o inútil e incluso por natural que sea, de permanecer en el seno de un análisis, sospechosamente constructivo, del sentido y del significado de la escritura, de su escritura, <<... el escribir despierta el sentido de voluntad de la voluntad: libertad ruptura con el medio de la historia empírica a la vista de un acuerdo con la esencia oculta de lo empírico, con la pura historicidad. Querer-escribir y no deseo de escribir, pues no se trata de afección sino de libertad y de deber>>[ii].
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